sábado, 3 de enero de 2015

Segundo día de Navidad en Schelklingen

Pocas veces había visto nevar y nunca en esas cantidades y menos por dos días seguidos. Al irnos acercando en el tren a Ulm, fuimos viendo cómo el paisaje se tornaba cada vez más blanco. Al llegar a Schelklingen, aquello ya era una hermosa postal de invierno. 

Schelklingen es un pequeño pueblo a unos 20 km de la ciudad de Ulm y según Wikipedia tiene un poco menos de siete mil habitantes. Está situado sobre un prehistórico valle del Danubio, no muy lejos de los alpes Suizos. Es un lugar muy pintoresco, lleno de gente amable que practica con ahínco y gusto sus tradiciones. Las casas están llenas de detalles en madera, las ventanas tienen repisas por dentro donde colocan hermosos adornos, en este caso, navideños. Las casas son muy calientitas y acogedoras, como casas de hobbits pero en grande. Mi impresión es que las familias son muy tradicionales, las mamás hornean deliciosas galletas y panes y los papás cortan leña y hacen arreglos de carpintería en la casa. 


En Alemania se festeja Navidad por dos días; tanto el 25 como el 26 de diciembre son de asueto nacional. La noche buena es el 24, y el gusto de que nació Jesús les dura dos días. Al menos en Schelklingen parece que el 25 comparten con la familia. El 26 salen de casa y hacen una tradición muy bonita (y divertida) llamada "Christbaum loben", que significa "Adoración al árbol de Navidad". La idea es que se reúne un conjunto de personas y van visitando casas (que les llaman estaciones) para cantarle villancicos a los árboles de Navidad. En agradecimiento, lo anfitriones reciben al grupo de cantantes con Schnaps, que son destilados de frutas o nueces, en su mayoría artesanales de la región. Los dichosos Schnaps son deliciosos, saben muchísimo a la fruta o a la nuez de la que están hechos y son muy fuertes, tienen entre 35 y 50% de alcohol, así que después de cada estación se está cada vez más y más alegre. Además de los Schnaps las familias ofrecen también algún bocadillo, a veces sólo son galletas, otras veces, panecillos con carnes frías y quesos y en ocasiones se lucen y te dan toda una cena. A parte del gusto de ir cantando y caminando con los amigos, es muy bonita la oportunidad de conocer las casas por dentro y ver cómo viven estas fechas. Algo que me llamó la atención es que los árboles se adornan de forma mucho más sencilla, algunas luces discretas, unas cuantas esferas o adornos y se acabó; a mi me parece que así se ven muy elegantes.


Esta es la segunda vez que estamos en Schleklingen y las dos veces nos la hemos pasado de maravilla. Muy buena comida, juegos con los amigos, caminata en la nieve, buena cerveza y Schnaps y sobretodo el enorme gusto de compartir el cariño con los amigos. Sospecho (espero) que esta no será la última vez que visite este hermoso lugar. Aquí dejo un enlace con algunas fotos que tomé del pueblito. 

Tschüss!

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